"¿Existe entonces un viento profundo que agita las ramasraíces del bosque inverso?", preguntó el dibujante. "Se desliza entre ellas para susurrar palabras nunca dichas, jamás imaginadas, siempre imprevistas y, por eso mismo, maravillosas", exclamó la sombra fría y perfecta del gigante Laurel de Indias.
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