El Médano, Tenerife, abril de 2012
Necesitarás un país realmente grande para poder encontarte. Un país donde los mapas no señalen ni indiquen, donde los caminos no lleven a ningún lugar y donde los lugares sean solo recuerdos de los que un día, solitarios como tú, pasaron por ellos. Un territorio sin forma, sin accidentes, sin vistas, sin perspectivas, sin miradores (nada que mirar, nadie que mire). Un país sin paisajes, sin límites, tan grande que debas dedicar todo tu vida a buscarte en él. Solo cuando, extraviado y aturdido, interrogues a tu propia sombra errante, prolongada en ese escenario desprovisto y vacío, te habrás encontrado: ese país que transitas, que penetras y que atraviesas, eres tú mismo, viajero incansable, forastero de ti y de todo. Necesitarás un país realmente grande para contener tu sombra.
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