Ramasraíces 4, 2010.
"¿Se puede entonces perder el alma en la sombra de los árboles inversos? preguntó una voz sin rostro ni forma desde la profundidad del bosque. "No lo sé", contestó el dibujante. "Yo sólo dibujo lo que creo ver. En mis cuadernos negros no hay certezas: sólo garabatos de cosas que nunca vi, rastros luminosos, espejismos pasados de tiempos futuros, días aún no soñados".
¡Fantástica imagen!
ResponderEliminarEs como una garra que intenta apresar la entrada del averno
Sí, amigo Federico: en el bosque inverso un árbol parece una mano. Supongo que una garra no es otra cosa que una mano inversa.
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